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Cecilia Lavalle

Cecilia Lavalle

En mi balance

En mi balance, tras las elecciones, yo me siento con esperanza renovada. Un mejor país está construyéndose. Y no tiene número ni letra. No es la 4T.

El gran mérito de las recientes elecciones, se debe, en mi opinión, a una ciudadanía que, a pesar de los pesares, se aferró a principios democráticos. Y en el corazón de esa ciudadanía, están feministas que desde hace un par de siglos construyen los cimientos de una democracia incluyente y plural.

Esa ciudadanía y esas feministas participaron desde un INE que dio ejemplo, con quienes trabajaron en la organización de cada casilla. Y con muchas organizaciones de mujeres que trabajaron arduamente para que otras caminaran hacia el poder político institucional.

Fueron candidatas más mujeres que nunca. El camino fue muy duro y escabroso para muchas. No pocas fueron obstaculizadas por su propio partido. No pocas están muy lastimadas. No pocas fueron asesinadas. No pocas fueron violentadas. Y no pocas fueron utilizadas para que, en los hechos, un señor gobierne en su nombre.

Pero el balance es incompleto si no miramos hacia atrás.

Que no se nos olvide que hace 68 años ni siquiera podíamos votar.

Que no se nos olvide que cuando conseguimos inscribir en la Constitución nuestro derecho a votar, nos regatearon el derecho a ser votadas. A duras penas llegaban lo que denominó Sabina Berman, “las dos de la foto”.

Que no se nos olvide que hace menos de tres décadas comenzamos a construir las herramientas jurídicas para ensanchar el camino. Las llamamos cutas de género, y de 1993 a 2008, legisladoras, activistas, académicas, periodistas, insistimos, documentamos, argumentamos y mejoramos una a una las reformas legales, porque las élites partidistas obstaculizaban cada avance.

Que no se nos olvide que lo que nos permitió derribar el muro de la exclusión fueron mujeres organizadas en la Red Nacional Mujeres en Plural, con un par de estrategas maravillosas. La sentencia 12624 del Tribunal Federal Electoral no fue casualidad ni alineación de estrellas.

Que no se nos olvide que esa sentencia sólo fue el preámbulo para conseguir apenas hace siete años (2014), la paridad para las postulaciones a Cámara de Diputados, Senado y Congresos estatales; hace seis (2015) la paridad en las postulaciones a los ayuntamientos; y hace dos (2019) la Paridad en Todo, que abrió la puerta para que más mujeres que nunca contendieran por una gubernatura.

Que no se nos olvide que, como nunca antes, tuvimos organizaciones de mujeres que formaron, capacitaron, acompañaron, observaron, defendieron a otras mujeres. Mujeres en Plural, Nosotras tenemos otros datos, Luchadoras, Aúna, entre muchas otras. Nunca como ahora vi tanta sororidad para que otras llegaran en las mejores condiciones.

Y muchas llegaron.

Sí, es cierto, no todas defenderán los derechos de las mujeres, pero muchas sí. Y por ellas, recuerdo hoy a la feminista norteamericana Gloria Steinem:

Nuestra victoria no es una narración personal, sino una carrera de relevos. Cuando la primera de muchas mujeres diversas gane el más alto de los cargos democráticos, subirá los escalones tallados por otras mujeres antes que ella”.

Por ello, en mi balance escribo: Atrás de la raya que las feministas estamos trabajando por un mejor país, con más igualdad, más democracia y más paz.

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